La IA en el ámbito dental: ¿en qué punto nos encontramos?

Publicado el
12/3/2024

En general, se considera que el "nacimiento" de la inteligencia artificial se remonta a 1956. En la Conferencia de Dartmouth, John McCarthy, un eminente matemático estadounidense, convenció a un reducido público de que la IA era una ciencia. Desde entonces, esta nueva disciplina ha experimentado un crecimiento y un desarrollo considerables: los videojuegos, el GPS, las aplicaciones de los teléfonos inteligentes, las noticias de las redes sociales, la publicidad dirigida, las plataformas de streaming o los objetos conectados se han ido incorporando a nuestras vidas y ahora influyen en nuestra forma de pensar y actuar. ¿Y en el campo de la odontología? ¿Qué avances ha experimentado la IA en este sector y qué lugar ocupa dentro de la profesión? Te lo contamos todo.


Algunos hitos históricos

Una de las primeras aplicaciones de la IA en odontología se remonta a 1995. Un dentista británico publicó un estudio sobre el uso de la IA para detectar cánceres y precánceres orales. En él, reveló que la capacidad de cribado de su IA se acercaba a la de los dentistas participantes en el estudio.

Quince años después, en 2009, científicos coreanos lograron establecer un modelo de predicción del dolor dental, en función de numerosos factores como la frecuencia y el momento del cepillado de los dientes, el uso del hilo dental, el estado del cepillo, la dieta, etc. Ese mismo año, con el desarrollo de la "minería de datos" -la comprensión de la exploración mediante algoritmos capaces de establecer correlaciones entre diferentes bases de datos-, científicos finlandeses lograron establecer la longevidad de diferentes materiales de restauración dental dentro de tres grupos de edad, analizando los datos de más de 1.600 pacientes y casi 20.000 procedimientos.

La década siguiente vio la llegada de la IA. Se desarrolló y extendió, encontrando aplicaciones en todos los ámbitos de la odontología: diagnóstico, gestión de pacientes, radiología, prótesis, etc.


¿Será la IA pronto una necesidad en la práctica dental?

Veinticinco años después de la aparición de los primeros modelos predictivos y de ayuda a la decisión en odontología, la IA ha mejorado mucho técnicamente. Incluso se ha convertido en un método reconocido para identificar a un paciente con riesgo de desarrollar cáncer oral. Regularmente aparecen nuevas tecnologías basadas en la IA. Su uso sigue siendo limitado por el momento -sobre todo por los costes de inversión y mantenimiento-, pero podría generalizarse. He aquí algunos ejemplos de aplicaciones prometedoras de la IA en odontología:


  • Gestión de pacientes: los "asistentes virtuales inteligentes " pueden ayudar al dentista a organizar los expedientes de los pacientes realizando tareas como reservar citas y proporcionar información. A continuación, prestan asistencia analítica al profesional para establecer el diagnóstico y el plan de tratamiento, destacando determinados elementos del expediente del paciente.
  • Prótesis: El uso de la IA para el diseño y la colocación de prótesis es un gran avance. El CAD/CAM (Diseño y Fabricación Asistidos por Ordenador) es un conjunto de tecnologías coordinadas que permiten la adquisición digital de datos clínicos (mediante cámara intraoral o escáner), el modelado de prótesis e implantes a medida y, posteriormente, su fabricación (mediante impresión 3D o fresado). Ha hecho que las restauraciones sean más precisas y ahora se utiliza para fabricar coronas, puentes, incrustaciones u onlays. El CAD/CAM también puede utilizarse para crear prótesis removibles o maxilofaciales y pilares y barras de implantes.
  • Radiología: Junto con los sistemas de imagen como la resonancia magnética o el haz cónico (CBCT), la IA puede identificar minúsculas desviaciones estructurales invisibles para el ojo humano. Los profesionales del sector lo utilizan, por ejemplo, para diagnosticar caries proximales o localizar ganglios anómalos.


Innovación en IA: Estados Unidos y China a la cabeza, Europa a la zaga

En la carrera de la IA destacan tres competidores: Estados Unidos, China y Europa. Los primeros son sin duda los pioneros de la IA, ya que fue al otro lado del Atlántico donde se desarrolló a mediados de los años 50.

Hoy en día, el país sigue dominando ampliamente el sector gracias a las grandes empresas privadas y a las enormes inversiones en investigación y desarrollo. Entre ellas se encuentra Google, que está detrás de Google Brain (un proyecto de investigación de aprendizaje profundo utilizado en los sistemas de reconocimiento de voz de Android) y propietaria de Deepmind (desarrolladora de Alphago, un programa conocido por vencer al campeón mundial de Go).

Otras empresas estadounidenses clave en la IA son Apple y Amazon, que han desarrollado asistentes virtuales basados en el reconocimiento de voz. En general, el país es muy atractivo y muchos investigadores extranjeros vienen a instalarse aquí. Sólo en Silicon Valley, en California, hay más de 7.000 empresas y start-ups dedicadas a las nuevas tecnologías, además de grandes universidades.

China es el competidor más serio de Estados Unidos. Y con razón: el país aspira a convertirse en el líder mundial en IA para 2030. En 2017, ya se convirtió en el mayor inversor del mundo en el sector. Mediante planes estratégicos, el gobierno chino se centra en la educación y la formación e intenta limitar la salida de estudiantes e investigadores al extranjero.

Al bloquear el acceso a los servicios de los gigantes estadounidenses, el país fomenta el desarrollo de soluciones por parte de empresas locales como Baidu (una especie de Google chino), Alibaba (desarrolladora de una IA capaz de superar a los humanos en un test de lectura) o Tencent (que realiza investigaciones fundamentales sobre seguridad y transporte).

China también está especialmente avanzada en técnicas de IA para el reconocimiento facial.


La Unión Europea, aunque se mantiene entre los tres primeros, parece estar por detrás de sus principales competidores. Esto se debe a la falta de incentivos que está provocando una fuga de cerebros hacia mejores condiciones de trabajo y remuneración.

Mientras que las start-ups de IA en Estados Unidos recibieron 14.000 millones de dólares en 2019, las empresas de China recibieron 6.000 millones y las de la UE... ¡solo 3,2! Yann le Cun, francés considerado uno de los padres fundadores del aprendizaje profundo, se incorporó a la empresa estadounidense Facebook en 2013.

Sin embargo, Francia destaca entre los países de la UE y está poniendo los medios para ponerse al día: el país acaba de entrar en la fase II de su estrategia nacional de IA anunciando un nuevo presupuesto de 2.000 millones de euros para 5 años. El número de empresas francesas de nueva creación dedicadas a la IA no deja de aumentar (+11% este año, es decir, 502 entidades). Y el clúster científico y tecnológico de París Saclay, una especie de Silicon Valley francés, se está consolidando como un centro de innovación de categoría mundial.

El Reino Unido lidera la innovación en la UE, seguido de cerca por Francia. Pero con el Brexit, es probable que la financiación de la UE para la IA disminuya. A esto se suma la "dura" normativa de protección de datos dictada por el GDPR, cuyas multas están disuadiendo a algunas empresas de invertir en la investigación de la IA. Sin embargo, esta visión ética, protectora y reguladora tan apreciada por Europa tiene toda la razón de ser en el caso de la IA, porque pone a los seres humanos en primer lugar al evitar los abusos que pueden surgir de marcos menos estrictos. Incluso podría mejorarse, siempre que la comunidad internacional se adhiera a ella... 

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9 de mayo de 2022

La IA en el ámbito dental: ¿en qué punto nos encontramos?

En general, se considera que el "nacimiento" de la inteligencia artificial se remonta a 1956. En la Conferencia de Dartmouth, John McCarthy, un eminente matemático estadounidense, convenció a un reducido público de que la IA era una ciencia. Desde entonces, esta nueva disciplina ha experimentado un crecimiento y un desarrollo considerables: los videojuegos, el GPS, las aplicaciones de los teléfonos inteligentes, las noticias de las redes sociales, la publicidad dirigida, las plataformas de streaming o los objetos conectados se han ido incorporando a nuestras vidas y ahora influyen en nuestra forma de pensar y actuar. ¿Y en el campo de la odontología? ¿Qué avances ha experimentado la IA en este sector y qué lugar ocupa dentro de la profesión? Te lo contamos todo.


Algunos hitos históricos

Una de las primeras aplicaciones de la IA en odontología se remonta a 1995. Un dentista británico publicó un estudio sobre el uso de la IA para detectar cánceres y precánceres orales. En él, reveló que la capacidad de cribado de su IA se acercaba a la de los dentistas participantes en el estudio.

Quince años después, en 2009, científicos coreanos lograron establecer un modelo de predicción del dolor dental, en función de numerosos factores como la frecuencia y el momento del cepillado de los dientes, el uso del hilo dental, el estado del cepillo, la dieta, etc. Ese mismo año, con el desarrollo de la "minería de datos" -la comprensión de la exploración mediante algoritmos capaces de establecer correlaciones entre diferentes bases de datos-, científicos finlandeses lograron establecer la longevidad de diferentes materiales de restauración dental dentro de tres grupos de edad, analizando los datos de más de 1.600 pacientes y casi 20.000 procedimientos.

La década siguiente vio la llegada de la IA. Se desarrolló y extendió, encontrando aplicaciones en todos los ámbitos de la odontología: diagnóstico, gestión de pacientes, radiología, prótesis, etc.


¿Será la IA pronto una necesidad en la práctica dental?

Veinticinco años después de la aparición de los primeros modelos predictivos y de ayuda a la decisión en odontología, la IA ha mejorado mucho técnicamente. Incluso se ha convertido en un método reconocido para identificar a un paciente con riesgo de desarrollar cáncer oral. Regularmente aparecen nuevas tecnologías basadas en la IA. Su uso sigue siendo limitado por el momento -sobre todo por los costes de inversión y mantenimiento-, pero podría generalizarse. He aquí algunos ejemplos de aplicaciones prometedoras de la IA en odontología:


  • Gestión de pacientes: los "asistentes virtuales inteligentes " pueden ayudar al dentista a organizar los expedientes de los pacientes realizando tareas como reservar citas y proporcionar información. A continuación, prestan asistencia analítica al profesional para establecer el diagnóstico y el plan de tratamiento, destacando determinados elementos del expediente del paciente.
  • Prótesis: El uso de la IA para el diseño y la colocación de prótesis es un gran avance. El CAD/CAM (Diseño y Fabricación Asistidos por Ordenador) es un conjunto de tecnologías coordinadas que permiten la adquisición digital de datos clínicos (mediante cámara intraoral o escáner), el modelado de prótesis e implantes a medida y, posteriormente, su fabricación (mediante impresión 3D o fresado). Ha hecho que las restauraciones sean más precisas y ahora se utiliza para fabricar coronas, puentes, incrustaciones u onlays. El CAD/CAM también puede utilizarse para crear prótesis removibles o maxilofaciales y pilares y barras de implantes.
  • Radiología: Junto con los sistemas de imagen como la resonancia magnética o el haz cónico (CBCT), la IA puede identificar minúsculas desviaciones estructurales invisibles para el ojo humano. Los profesionales del sector lo utilizan, por ejemplo, para diagnosticar caries proximales o localizar ganglios anómalos.


Innovación en IA: Estados Unidos y China a la cabeza, Europa a la zaga

En la carrera de la IA destacan tres competidores: Estados Unidos, China y Europa. Los primeros son sin duda los pioneros de la IA, ya que fue al otro lado del Atlántico donde se desarrolló a mediados de los años 50.

Hoy en día, el país sigue dominando ampliamente el sector gracias a las grandes empresas privadas y a las enormes inversiones en investigación y desarrollo. Entre ellas se encuentra Google, que está detrás de Google Brain (un proyecto de investigación de aprendizaje profundo utilizado en los sistemas de reconocimiento de voz de Android) y propietaria de Deepmind (desarrolladora de Alphago, un programa conocido por vencer al campeón mundial de Go).

Otras empresas estadounidenses clave en la IA son Apple y Amazon, que han desarrollado asistentes virtuales basados en el reconocimiento de voz. En general, el país es muy atractivo y muchos investigadores extranjeros vienen a instalarse aquí. Sólo en Silicon Valley, en California, hay más de 7.000 empresas y start-ups dedicadas a las nuevas tecnologías, además de grandes universidades.

China es el competidor más serio de Estados Unidos. Y con razón: el país aspira a convertirse en el líder mundial en IA para 2030. En 2017, ya se convirtió en el mayor inversor del mundo en el sector. Mediante planes estratégicos, el gobierno chino se centra en la educación y la formación e intenta limitar la salida de estudiantes e investigadores al extranjero.

Al bloquear el acceso a los servicios de los gigantes estadounidenses, el país fomenta el desarrollo de soluciones por parte de empresas locales como Baidu (una especie de Google chino), Alibaba (desarrolladora de una IA capaz de superar a los humanos en un test de lectura) o Tencent (que realiza investigaciones fundamentales sobre seguridad y transporte).

China también está especialmente avanzada en técnicas de IA para el reconocimiento facial.


La Unión Europea, aunque se mantiene entre los tres primeros, parece estar por detrás de sus principales competidores. Esto se debe a la falta de incentivos que está provocando una fuga de cerebros hacia mejores condiciones de trabajo y remuneración.

Mientras que las start-ups de IA en Estados Unidos recibieron 14.000 millones de dólares en 2019, las empresas de China recibieron 6.000 millones y las de la UE... ¡solo 3,2! Yann le Cun, francés considerado uno de los padres fundadores del aprendizaje profundo, se incorporó a la empresa estadounidense Facebook en 2013.

Sin embargo, Francia destaca entre los países de la UE y está poniendo los medios para ponerse al día: el país acaba de entrar en la fase II de su estrategia nacional de IA anunciando un nuevo presupuesto de 2.000 millones de euros para 5 años. El número de empresas francesas de nueva creación dedicadas a la IA no deja de aumentar (+11% este año, es decir, 502 entidades). Y el clúster científico y tecnológico de París Saclay, una especie de Silicon Valley francés, se está consolidando como un centro de innovación de categoría mundial.

El Reino Unido lidera la innovación en la UE, seguido de cerca por Francia. Pero con el Brexit, es probable que la financiación de la UE para la IA disminuya. A esto se suma la "dura" normativa de protección de datos dictada por el GDPR, cuyas multas están disuadiendo a algunas empresas de invertir en la investigación de la IA. Sin embargo, esta visión ética, protectora y reguladora tan apreciada por Europa tiene toda la razón de ser en el caso de la IA, porque pone a los seres humanos en primer lugar al evitar los abusos que pueden surgir de marcos menos estrictos. Incluso podría mejorarse, siempre que la comunidad internacional se adhiera a ella... 

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